Una oportunidad única para dejar de sobrevivir y empezar a construir
En Bilbao se anima en cada rincón de San Mamés: el Athletic Club está al borde de un momento histórico. Tras años de remar con nobleza pero sin recursos, de competir con más corazón que banquillo, el club de Ibaigane tiene ahora algo que llevaba tiempo escaseando: dinero, mercado favorable y talento disponible. En otras palabras, el contexto perfecto para construir no solo un buen equipo, sino un equipo temido.
La participación en la Europa League ha dejado un botín de 30 millones de euros. Y aunque nadie en Lezama se va a volver loco, la consigna es clara: este dinero no es para sobrevivir, es para crecer. Y crecer, en el Athletic, no significa cambiar de filosofía, sino acertar con bisturí.
Navarro y Laporte: fichajes sin traspaso, con todo el ADN
El club no necesita inventar, ni arriesgar en mercados lejanos. Solo tiene que mirar cerca. Robert Navarro, que acaba contrato con la Real Sociedad, está libre. Laporte, que ya ha hecho llegar su voluntad de volver desde Arabia, solo necesita el marco adecuado. Dos nombres con sello de casa. Sin coste de fichaje. Con un encaje táctico y emocional que haría temblar de envidia a cualquier dirección deportiva.
¿La última vez que el Athletic pudo firmar talento así, sin soltar un euro de traspaso? Imposible recordar algo comparable.

Aimar Oroz y Jesús Areso: la tentación rojilla por 30 millones
Pero el golpe de efecto definitivo puede llegar desde Navarra. En concreto, desde Osasuna, donde dos nombres suenan fuerte en los pasillos de Lezama: Aimar Oroz y Jesús Areso. Ambos con raíces rojillas, ambos dentro de la filosofía, ambos listos para dar el salto. El precio que se baraja: 30 millones por el pack completo.
Una operación maestra. No solo por su valor deportivo, sino por su lógica estratégica: Oroz aportaría creatividad, pausa y competencia para Sancet. Areso, solidez y profundidad en un lateral derecho que lleva tiempo necesitando músculo.
Con esas cuatro incorporaciones Navarro, Laporte, Areso, Oroz, más los talentos emergentes de la cantera, el Athletic estaría firmando la plantilla más completa de la última década.
De la fe a los hechos: el super Athletic ya no es utopía
El club ha vivido demasiado tiempo jugando con límites autoimpuestos: que si no hay dinero, que si no hay mercado, que si la filosofía lo complica todo. Hoy, ninguna de esas excusas se sostiene. El dinero está. El mercado acompaña. Y el talento está en casa o a tiro.
La afición no pide fichajes galácticos. Pide decisión, visión, valentía. Pide que ese músculo financiero no se desperdicie en parches, sino que construya fondo, rotación, opciones. Porque la diferencia entre un Athletic competitivo y un Athletic campeón ya no está en la utopía, sino en la gestión.
Y es que el fútbol, como la vida, a veces ofrece ventanas breves para cambiar la historia.